NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD RENAL
La dieta es fundamental para controlar y prevenir la enfermedad renal y evitar también la aparición de otras enfermedades asociadas a la misma.


Figura 1. La inflamación crónica del enfermo renal participa como mecanismo causante, en múltiples patologías. Fuente Hospital Univ. de la Princesa, Madrid.
Modificar la alimentación y facilitar recomendaciones nutricionales en el paciente renal, le dan la oportunidad de consumir una dieta apetecible y atractiva que encaja, en la medida de lo posible, en su estilo de vida, y formará parte fundamental de su tratamiento y su evolución.
El paciente con enfermedad renal necesita un control y una revisión nutricional constante, donde ciertos nutrientes cobran especial interés:
- Proteínas: someten al riñón a un trabajo excesivo, sin embargo, también son necesarias para evitar la desnutrición, por lo que se debe controlar la cantidad de proteínas (carnes, pescados, huevos, vegetal) consumidas.
- Sodio: es importante reducir el aporte de sodio (sal) y la ingesta de líquidos en la dieta ya que el sodio favorece la retención de líquidos que el riñón no puede eliminar. Se aconseja cocinar con muy poca o sin sal, condimentar con especias y hierbas y beber en función de la cantidad que orine.
- Potasio: se debe reducir el aporte de potasio de la dieta, puesto que si se acumula en la sangre se eleva el riesgo de presentar alteraciones del corazón. Así mismo, se debe controlar el consumo de legumbres, frutas, vegetales y priorizar verduras congeladas, frutas en conserva así como aplicar técnicas culinarias como remojo y doble cocción.
- Fósforo: un alto nivel de este nutriente en sangre a largo plazo afecta de forma importante a la salud ósea, con mayor debilidad de los huesos, calambres musculares y dolor articular. Se debe reducir su consumo presente en productos integrales, frutos secos y refrescos. Existen medicamentos que atrapan el fósforo (quelantes del fósforo) y lo eliminan por las heces, sin que lo absorba el organismo, por lo que es recomendable tomarlo durante las comidas principales.
- Calcio: un exceso de fósforo en la sangre produce una salida de calcio de los huesos. Los huesos así se descalcifican y se pueden fracturar. Por ello, se debe controlar el consumo de calcio de la dieta, incluyendo productos lácteos y legumbres.
- Vitamina D: esta vitamina favorece el control del equilibrio de calcio y fósforo en el cuerpo, por lo que se debe asegurar su aporte con la dieta habitual con pescados azules, aceites de pescado, setas, yema de huevo, entre otros, y valorar suplementación bajo supervisión.
La dieta es vital para una correcta evolución de la enfermedad renal y para prevenir la aparición de otras enfermedades asociadas, como la obesidad, la hipertensión y la diabetes. Nuestro equipo médico-nutricional de Online Medicus puede ofrecerle asesoramiento personalizado y mejorar su calidad de vida.
